No es posible que la diferencia ideológica por adoptar una decisión consensuada en contra de los intereses particulares del principal benefactor de la UNESCO sea motivo para que en un acto de arrebato niegue la financiación, originado por la impotencia de no tener derecho de veto, acto antidemocrático que ha obligado a congelar los programas hasta final de año por falta de subvención. Es deber de los implicados acercar diferencias en un bien común en pro de la humanidad, dejando al margen la división política que perjudica los procesos de paz, desacuerdo que pone en riesgo futuros pactos.
La Unión Europea debe evitar acciones individuales de los países miembros en maniobras unilaterales que perjudican las relaciones exteriores con los países extracomunitarios, creando una única postura en materia de política exterior que fortalezca a la unión de estados, convergencia ineludible de poderes en un modelo más europeo.