La fragilidad de la democracia crea una imagen débil del país que aprovecha ETA para atacar al estado con un foro de paz que deja en evidencia la clase política, indignada cierran filas en un intento fallido de dar una imagen de unidad, ante la mirada critica del mundo.
Argucias que manipulan al grupo internacional de contacto que va al País Vasco en un acto conciliador ignorando que son un elemento propagandístico de la banda terrorista, utilizados para dar magnitud mediática que les den una posición de privilegio ante los mecanismos antiterroristas del país, controlando el proceso de disolución.
Proceso que intenta evitar las repercusiones legales con un pacto de amnistía que consideren a los terroristas presos políticos dejándolos en libertad, olvidando los delitos cometidos contra el estado y considerando a las victimas un daño colateral del conflicto, enalteciendo como héroes a los causantes del terror.