Los hechos acaecidos el once de septiembre del dos mil uno es una abominación indescriptible que provocó la muerte de ciudadanos estadounidenses de forma violenta con un trágico final, conscientes de lo que ocurría los cuerpos con vida se lazaban al vacío huyendo del inevitable final, mientras un espeso humo cubría el lúgubre momento.
El caos solidario provocaba el trasiego de gente que sin pensar en la integridad física se adentraron en el humo para ayudar en una situación límite, personas corrientes que protagonizaron una actuación intrépida, convirtiéndose en héroes que sin quererlo fueron la primera defensa contra la tragedia.
Las televisiones de todo el mundo aloquecieron por la incredulidad de lo sucedido retransmitiendo sin pausa, imágenes indescriptibles que dejaron atónitos al mundo frente al televisor, temerosos por el desenlace de aquel atentado. Miedos que se materializaron en ataques terroristas al transporte público en Madrid y Londres, conmocionaron la opinión pública.
Después de 10 años del primer ataque lo único que quedo de la tragedia es el vacío de las personas que no están y el dolor de la perdida, porque el odio hacia los asesinos desapareció con la muerte de Bin Laden, vigilantes y prevenidos ante la posibilidad de una nueva amenaza.