Guerra anímica que ataca las creencias y desmorona las ilusiones que el dinero proporciona en un espejismo de bienestar que otorga una falsa protección que especula con las expectativas de futuro, abatiendo los sueños que con tesón formaron con años de sacrificio, esfumados ante la impotencia que los desposee de la estabilidad que con abnegación trabajaron.
Desposeídos de futuro levantan la mano pidiendo auxilio, exhaustos están siendo engullidos por el drama que individualmente sufren y colectivamente agonizan, ante la impasibilidad Europea. Que polemizan mientras Grecia se desangra a causa de la tragedia financiera.
Asolados por la crisis del desastre económico los griegos piden con premura la intervención de urgencia de los países miembros para cubrir las necesidades mínimas de un gobierno que tiene millones de damnificados, al borde del colapso la situación insostenible propicia los peores augurios para la zona euro, la cual impertérrita decide salvar a los culpables del impasse crematístico.