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viernes, 19 de agosto de 2011

La política vampiriza al estado

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Como vulgarmente se dice "las palabras se las lleva el viento", una frase que describe la falta de compromiso del sector político con la ciudadanía en un mundo donde los valores morales están ausentes, la palabra de una persona carece de legitimidad. 

Las promesas son la moneda de cambio que  utilizan para encandilar al electorado con elocuencia, comerciales que venden la ilusión de nuevos proyectos, ofrecen mensajes insustanciales con los que maquillan las viejas ideas. Incapaces de generarlas, vampirizan a sus creadores.

Títeres del poder y el afán lucrativo, son seducidos por el dinero, sucumbiendo a los enredos que los compromisos les involucran. Utilizando el cargo público para beneficiar a los partidarios y sus influencias a las personas del entorno, las políticas buscan sustentar los mecanismos que los perpetúen en el puesto, aunque sacrifiquen el bien común.


Prensa:

Indignación y política de influencia · ELPAÍS.com: La toma de la calle es el último recurso de un actor sociopolítico que pretende hacer oír sus propuestas de forma sostenida (salvo episodios puntuales), no violenta y, en todo caso, guiado por el interés público. El sistema de autoridades, Gobiernos y partidos políticos, haría bien en escuchar lo que le tienen que decir. ¿Hay alguien ahí?.

Lobos guardando ovejas - Opinión - Diario de León: Como en el poema de José Agustín Goytisolo que popularizó Paco Ibáñez, el país se desliza en un movimiento uniformemente acelerado hacia el mundo al revés en el que el lobito bueno es maltratado por todos los corderos y convivimos con abundantes príncipes malos, extraordinarios ejemplares de brujas hermosas y algún que otro pirata honrado. Con la inocencia de la dulce decadencia, hemos puesto a los lobos a guardar a las ovejas. Y mientras la cabaña ovina sigue masticando con indolencia los últimos restos de pasto, los auténticos lobos avanzan por las cañadas.