La adecuación económica de la Unión Europea se centra en tres objetivos, que se pueden ver claras en las medidas adoptadas por los países miembros: la supresión de personal funcionario, retraso en la edad de jubilación y subida impositiva. Esto ocasiona más inconvenientes que ventajas, porque no se esta atajando el verdadero problema, el paro y la reducción en la actividad económica.
La edad de jubilación se retrasaba con la finalidad de no cobrarla, las personas vivían muchos menos y el periodo de descanso laboral eran escaso, teniendo muchos más años cotizados de lo que iba a disfrutar. Esto garantizaba el sistema de las pensiones.
Si se aumenta la productividad aumenta la demanda de empleo y por tanto el número de cotizaciones, garantizando el sistema de pensiones.
La despedida de personal es la solución rápida que ataja los problemas de raíz, ocasionando otros muchos mayores, antes de llegar a ese extremo se puede: no contratar más personal, congelar los sueldos o reducirlos y cubrir las necesidades del país trasladando los funcionarios dentro del territorio en función de la demanda. Y privatizar la administración pública.
Los impuestos aumentan el patrimonio del estado pero empobrece al ciudadano, contrae la economía, retrae el consumo y ahuyenta el capital privado. Rebajando la presión fiscal aumentamos la creación de nuevas empresas, el consumo de los hogares y disminuimos el paro.