A través de la quema de libros se contribuye a la ofensa por medio de actos provocativos y fanáticos, promoviendo la discrepancia ideológica, así como sentimientos discriminatorios que alimentan el odio. No auspiciando la cicatrización de las heridas producidas por los atentados el once de septiembre, sino que incurren en un acto deplorable el cual tenemos que condenar y castigar legalmente, dando escarmiento a las personas que atentan contra cualquier expresión de cultura a través de la exaltación fanática de sus ideales.
La tolerancia cultural y religiosa es un proceso necesario para respetar los derechos humanos de la sociedad, las cuales se sustentan en los valores que fomentan las religiones, que por medio de los libros sagrados promueven la convivencia de las diferentes civilizaciones.
La incitación de las declaraciones impertinentes por personas públicas, son actos lamentablemente comunes y pueden provocar el desencadenamiento de acontecimientos violentos, motivados por intenciones desestabilizadoras de la paz.