La crisis actual ha golpeado crudamente el sistema capitalista actual poniendo a prueba a los gobiernos, que tuvieron que ir al rescate del sistema financiero con medidas económicas que mitigaron las consecuencias, propulsando actuaciones laborales que favorezcan el crecimiento y la creación del empleo.
En contrapartida las diferencias económicas se han remarcado y distanciado, aumentando el nivel de pobreza en el mundo, lejos de los objetivos del milenio que se habían comprometido los países desarrollados.
Es deber moral de todos comprometernos a erradicar el hambre, una enfermedad que amenaza la estabilidad mundial y que propulsa la delincuencia organizada, al operar en países subdesarrollados. Sirviendo como laboratorio para las grandes farmacéuticas, conejillos de indias para el personal sanitario y despensa de órganos para el contrabando internacional.
La migración disminuiría porque las diferencias económicas no serían significativas, creándose la libre circulación de personas por el mundo, las cuales se desplazarían en función de sus intereses personales o expectativas de futuro.