El terrorismo somete a los estados coaccionando a los ciudadanos a través del uso sistemático del terror, utilizando la tecnología en contra de los países que la han creado y a los habitantes como soldados, en una guerra que no se desarrolla en el campo de batalla sino en la seguridad de los hogares.
Los ciudadanos descontentos con la sociedad y desencantados con el sistema político actual, son presa fácil para el terrorismo radical al ser influenciables por pensamientos fundamentalistas, que se arraigan en la convicción religiosa que distorsiona la realidad. Que tiene como finalidad crear adeptos.
Adeptos que se reclutan a través de Internet y son sometidos por preceptos religiosos, los cuales anulan el poder de raciocinio del individuo que lucha en una guerra inexistente, alimentada por el odio a una sociedad donde la violencia no es la solución.