La afición española ilusionada con la roja tras la victoria con Paraguay tras haber ganado en un partido accidentado y lleno de irregularidades desde el principio, donde la deportividad y la constancia del equipo le llevo a alzarse con la merecida victoria dándoles el pase de cuartos de final.
El conjunto de la selección se les ven ilusionados y unidos, luchando estoicamente por alzarse con el mundial, sufriendo en cada partido. Haciendo soñar al conjunto de la sociedad española, que divida se une para animar a la selección, con ilusión.
Ilusión, que hace que la actividad del país se frene en cada partido y que las calles estén desiertas, con un silencio sepulcral roto por el grito de la afición cuando marca la selección española. Sufriendo durante noventa minutos, con cada jugada y rezando para que obre el milagro.
Un milagro que se puede tocar con la punta de los dedos y que sólo le queda un pequeño empujón para hacerse realidad, haciendo que se materialicé para millones de españoles. Anhelantes por alzarse con la victoria, tras años de frustración y de sueños rotos.