El pan es parte de la alimentación fundamental en muchos países y culturas, contribuyendo el sustento de miles de personas. Le atribuimos un significado extraordinario y ha sido amasado por multitud de las antiguas culturas, siendo su variedad tan rica los países donde se fabrican.
El aroma de una hogaza y la textura de una miga blanda en contraste con una corteza crujiente, constituyen una experiencia casi sensual.
Los primeros métodos de cocción del pan consistían en colocar la masa sobre una piedra calentada con las ascuas de una hoguera. Esta técnica no defiere de la que usan todavía hoy los campesinos australianos para elaborar un tipo de pan ázimo (su nombre original es con "Z" pero en español tenemos la "C" que tiene el mismo sonido y es más correcto).
Da igual que forma tenga, la harina que se emplee, siempre que sea de forma artesanal y en horno de leña el pan esta riquísimo.
Por ejemplo: se corta el pan de leña en rebanadas y se pone una loncha de jamón serrano con un chorro de aceite de oliva, después se mete cinco minutos al horno y a disfrutar del pan.