Parece que tengamos un modelo establecido de pensamiento negativo que busque a los hundidos. El pensamiento parece tan seguro, siempre podemos estar seguros de que algo irá mal en algún momento. Mucha gente parece tener miedo a ser optimista. Es casi como una superstición creer que si somos demasiado felices, estamos al borde del desastre.
El optimismo es la creencia de que vale la pena hacer un esfuerzo; el optimismo es la esperanza de que pueda conseguirse un resultado positivo a pesar de todos los obstáculos que intercepten el camino. Se necesita ser valiente para ser optimista, pero es nuestra única opción si queremos triunfar y evitar el callejón sin salida del conformismo y la negatividad.
Está claro que en la vida no hay garantías, sino oportunidades.
Saber si queremos ser infelices crónicos o si queremos zambullirnos en una nueva aventura para crear circunstancias más favorables para nosotros es una elección personal que compete a cada uno.
Se tiene que tener claro lo objetivos a conseguir y aunque parezcan imposibles, no hay que desanimarse ante el pesimismo y el desanimo, porque cuando se visualiza el objetivo y se tiene claro, al final se logra.