La mayoría de la gente no disfruta hoy de su trabajo. Esto da como resultado un grave descontento con la vida y puede provocar muchas enfermedades comunes. Los procesos fuera del trabajo, aunque numerosos, son rara vez suficientes para compensar la falta de cariño por el trabajo.
La satisfacción procede del cumplimiento de su propia naturaleza y en la contemplación de la perfección en su labor.
Todo hombre debería realizar la labor para la cual lo ha capacitado la naturaleza. Presiones económicas llevan a una sociedad inconsciente a ridiculizar al hombre que renuncia a un trabajo bien remunerado, a fin de dedicarse a otro trabajo para que se siente mejor adaptado.
Somos lo que hacemos, nuestro trabajo nos define y nos presenta ante los demás; nos da prestigio y seguridad.