El rostro es un acopio de emociones que moldea las facciones para transmitir por medio de los sentimientos la expresividad del alma con la perfección de las formas que dibujan los rasgos que definen los gestos, esencia que determina la complejidad contradictoria que envuelve al ser, símbolo del carácter que representa la percepción social del prestigio.
Las esculturas de los semblantes de Igor Mitoraj captan la exteriorización estática del enternecimiento que fotografía la expresión, esculpiendo en la faz la sensibilidad humana, fragilidad que describe la vulnerabilidad emocional.
El arte refleja el espejo de la conciencia que exhibe la naturaleza humana mostrando la belleza intrínseca que contextualiza al individuo en la especie, diferencia morfológica que alberga la común espiritualidad, similitud transmitida en la afabilidad de los ademanes.