El rescate financiero es un secreto a voces que augura la caída de la economía aunque exista un cambio de gobierno en un país debilitado por la deuda que merma la capacidad de solvencia, situación que desborda las previsiones y pone de manifiesto la incapacidad política para solucionar el problema, mientras Europa posiciona a los tecnócratas para hacerse con el control de la economía de la zona euro.
El caos económico afecta la estabilidad democrática y tambalean los cimientos del estado en un modelo arcaico que pone en riesgo el sistema actual, decadencia que necesita una corrección urgente para detener el declive que afecta a millones de personas, inmersas en la incertidumbre a la espera de un cambio que no termina de producirse.
La solución empieza por poner limites a la intervención de los mercados sobre las economías de los estados, articulando un mecanismo de control que sirva de cortafuegos, delimitado por el Banco Central Europeo que ajustará el tipo de interés de la prima de los países, según el caso y la deuda que se tenga.
La solución empieza por poner limites a la intervención de los mercados sobre las economías de los estados, articulando un mecanismo de control que sirva de cortafuegos, delimitado por el Banco Central Europeo que ajustará el tipo de interés de la prima de los países, según el caso y la deuda que se tenga.