El incremento de tráfico de drogas es una constante propiciada por la falta de recursos económicos y motivados por los dramas familiares, siendo una alternativa al desempleo. Proliferando los laboratorios de drogas y abriendo una nueva forma de expandirse, utilizando a la población como traficantes.
La creación de redes de tráfico de estupefacientes se gesta en el seno de los hogares, utilizados como laboratorios clandestinos, donde se planta y seca la marihuana. Una practica últimamente muy habitual.
La distribución de drogas en los colegios va en incremento, surgiendo un microtráfico que incentiva a los menores al consumo, facilitando muestras gratis y fomentando la distribución en la población estudiantil con todo tipo de sustancias.
El consumo se ha disparado y sólo se puede frenar con campañas de prevención, concienciando a la sociedad y endureciendo las penas, protegiendo los grupos sociales más vulnerables. Porque sino repercutirá en las arcas del estado, al recaer el gasto en sanidad, con políticas de desintoxicación y rehabilitación de drogodependientes. Y en seguridad, al aumentar los delitos.