El panorama actual limita las opciones de futuro de la población, tanto de adultos como de jóvenes, esto es propiciado por un sistema productivo y educativo deficiente. Que no se preocupa de formar adecuadamente y encauzar a los colectivos, viviendo en la marginalidad, no pudiendo acceder a los servicios básicos de cualquier ciudadano.
Al etiquetar a un colectivo supone discriminar y apartar de las opciones sociales disponibles, castigando con la exclusión social, no permitiendo la disponibilidad de medidas que los puedan conducir a formar parte activa del modelo productivo.
Algunos grupos de jóvenes son catalogados por no trabajar ni estudiar (Ni-Ni), un calificativo discriminatorio que les recorta opciones de futuro y contribuyen a minar sus expectativas, al fomentar la desidia. Transmitida por el mensaje, de que da igual lo que hagan, su porvenir no cambiará.