El conocimiento tiene que estar accesible a todos aquellos que quieran acceder a él y ser un derecho universal, así como una obligación por todos los gobiernos, facilitar la interacción intercultural de todas aquellas personas que trabajen con alguna rama del saber.
Sólo con la libre circulación de las personas por el mundo se podrán enriquecer los países, así como crear nuevos movimientos de pensamiento y nuevas formas de comprender nuestro entorno que hagan que el arte, la ciencia, la educación… crezcan desde el seno de las nuevas sociedades que nacen por el transito migratorio de todos sus ciudadanos.
La fusión entre diferentes músicas ha creado nuevos estilos, el trabajo de científicos de varios países han hecho posibles nuevos descubrimientos, la fusión entre diferentes gastronomías han creado nuevas formas de degustar…
Todo lo anterior demuestra que el intercambio cultural enriquece a los participantes, que los países que alojan varias culturas son más ricos y prósperos. Negar la evidencia lo único que provoca son conflictos entre los ciudadanos, así como una perdida sustancial de conocimiento e ideas.