En la época barroca, el murciélago también era un símbolo del anticristo, del diablo. Por ello, el arte cristiano representa con frecuencia el diablo y sus infernales seguidores con alas de murciélago, mientras que los ángeles tienen alas de pájaro.
El pintor Goya utilizó a los murciélagos como símbolo de todo lo amenazante y de irracionalidad.
A los murciélagos se les ha atribuido y se le sigue atribuyendo una fuerza sobre natural. Fueron objeto de los amuletos de los curanderos de diversos pueblos primitivos. También se utilizaban en farmacia y remedios médicos.
Dado que hasta hace unos cincuenta años nadie sabia nada acerca de la orientación de los murciélagos por ultrasonidos, se creía que estos animales podían ver en la oscuridad. También se consideraron por que tenían la capacidad de volar pájaros durante miles de años y no mamíferos.
En las antiguas culturas de Centroamérica, los murciélagos desempeñaban un papel importante en la religión. Una de las divinidades de los mayas era representada por un hombre con alas desplegadas y cabeza de murciélago. Se han encontrado dibujos de esta divinidad en columnas de piedra y vasijas de barro, desenterradas en los alrededores de templos de más de dos mil años de antigüedad.