La Coca-cola fue creada en 1886 por John Pemberton y adquirada la formúla antes de su fallecimiento por Asa Candler.
La Coca-cola era un medicamento con un toque definido de cocaína, que se promocionó inicialmente como un "tónico para los nervios".
Se integró en la vida cotidiana en 1938 y se le denominó "la bebida por excelencia de Estados Unidos".
La bebida no sólo contribuyó a modificar los hábitos de consumo, sino también las actitudes hacia el trabajo, los pasatiempos, la publicidad, el sexo, la vida familiar y el patriotismo. Mientras Coca-Cola continua inundando el mundo con su sabor decididamente gratificante, su historia adquiere cada vez más importancia.
No obstante, a fines del siglo XIX nadie, ni si quiera su inventor, podía tener una visión aproximada de su futuro. Coca-Cola sólo era una más entre una serie de medicinas patentadas impuestas al público por sus esperanzas durante la edad de oro del curandismo.
Coca-Cola fue el primer producto ampliamente accesible que era a la vez un remedio patentado y una bebida con gas. Retrospectivamente esta parecía ser una combinación lógica. Después de todo, Joseph Priestly había descubierto en 1767 lo que llamo la "fijación del aire". El agua artificialmente carbonatada se vendía como tónico y una medicina, una variante más económica de las aguas minerales carbonatadas, que ya en la Antigua Roma se habían considerados saludables. Un emprendedor inmigrante francés, Engene Roussel, fue el primero en agregarle sabores a la soda que vendía en su negocio de Filadelfía, en 1839, y enseguida surgieron bares en los que se servía agua carbonatada con sabor a naranja, cereza, limón, jengibre, melocotón y sabores surtidos. En vista de sus orígenes medicinales, estos despachos en los que sólo servían bebidas no alcohólicas tradicionalmente formaron parte de las farmacias, los cuales a su vez se transformaban en centros sociales.