Evacuar en lugares públicos se ha convertido en una moda desagradable que protagonizan ciudadanos de todas las edades y sexos, incrementado en el solsticio de verano por las vacaciones, aunque existan aseos públicos la comodidad se ha convertido en la excusa perfecta para utilizar la calle como retrete.
La falta de pudor de algunas personas deja de manifiesto la mala educación y proporciona situaciones embarazosas, contagiado por la imitación es una costumbre aceptada con naturalidad, convirtiéndose en una práctica habitual que deja un olor desagradable en el ambiente.