La imposición de los demás deja pocas opciones para ser diferente al criterio estándar, utilizado para estigmatizar a los que actúan de forma distinta al canon que rige la actuación cotidiana de las personas, dificulta desarrollarse con independencia al principio moral que regula el comportamiento que la sociedad impone.
Actuación que impide ser diferente de cómo se espera limita las opciones para desarrollarse con independencia a la preponderancia exigida por el estado, doblega al individuo que termina por someterse y aceptar las circunstancias, asumiendo el rol que tiene que hacer para no convertirse en un paria.
Abatido por la impotencia termina por aceptar en lo que se ha convertido a pesar de ser diferente a lo que había imaginado, doblegado asume la dureza de la realidad y admite la derrota que acalla su fuero interior, consumiéndose lentamente hasta que desaparece sin dejar más huella que la descendencia. Pronto, poco a poco, desaparece la esencia de la persona que se diluye en el olvido cotidiano.