Los animales perciben las alteraciones más leves en un mundo de sutiles fluctuaciones a través de la agudeza de los sentidos, adormecidos en el ser humano han renunciado a parte de sus capacidades, suplidas por incapacidades que imposibilitan intuir.
Incapacidades desarrolladas a partir de una vida sedentaria convierten a las personas en seres lastimosos que han perdido los talentos, sustituidos por la autocompasión se acomodan y se vuelven holgazanes, llevados por una vida de comodidades que la simplifica.
Facilitan las cosas pero a la vez las desposee de interés, insatisfacción que se traslada a otros ámbitos de la vida convirtiéndose en un vacío que llena de infelicidad a la persona, incapaz de apreciar lo que tiene anhela lo que no posee en la búsqueda eterna de la felicidad.