En un mundo lleno de desconfianza la gente camina por la calle con semblante serio y la alegría de las despreocupaciones es sustituida por la amargura de las responsabilidades, cambio que modifica de forma paulatina el carácter sin percatarse de la transformación que sufren, devorados por la apatía que cambia su forma de ser.
Día a día caminan exhortos en su rutina sin darse cuenta de que no son la misma persona, la alegría de sus vidas fue sustituido por el mal humor, transformando los buenos momentos en disconformidades que hacen que las cosas aunque sean dulces tengan un sabor amargo.
Después de años de sufrimientos infligidos y de reproches así mismos todo lo que tenían se desvanece dándose cuenta de cuantas cosas perdidas, rencores sin sentido y sueños perdidos, evaporados con el mal humor que produjo que sin darse cuenta olvidaran reír de los sinsentidos de la vida.