Los ajustes municipales parten del despido de personal y bajada de salarios, medidas infructuosas que no reducen el gasto de los ayuntamientos pero en cambio agrava la situación del paro con un ataque indiscriminado a los empleados públicos, victimas del despilfarro de caudal público durante años sin que nadie pidiera responsabilidades penales a los culpables.
En estos tiempos sobran muchos ediles y alcaldes así como ministros que están cobrando un sueldo solamente por estar, condición suficiente para justificar las retribuciones que cobran sin que exista una regulación que suprima el sobre equipaje en la economía española, conservando cargos públicos que se esconden a la vista de la ciudadanía en regiones sin casi población para justificar el puesto.
La unificación de ayuntamientos elimina gastos y es de esperar que también cargos públicos que sobran que en algunos casos tienen más de una vía de ingresos, convirtiéndose en una fuente retributiva y no en un cargo al servicio del bien común, trampolín para escalar a puestos superiores dentro del entramado político que permite el enriquecimiento a costa del estado.