La avaricia especulativa ha llevado a la usura bancaria y el fraude hipotecario concediendo de forma indiscriminada créditos de hasta un ciento veinte por ciento del valor de la vivienda, como denuncia la plataforma de afectados por la hipoteca en su página web, la cual moviliza a la ciudadanía para frenar o demorar los desahucios que se producen.
Los desahucios son producidos por no poder pagar la deuda contraída con la entidad bancaria a causa de prácticas reprochables abaladas por las leyes injustas que no protegen al ciudadano, dejando sin nada a trabajadores que no pueden hacer frente a unas cuantías desorbitadas, débito que tienen que sufragar aunque no tengan la vivienda al adeudar más dinero del que vale el inmueble.
Es tiempo de reforma por un modelo social más igualitario que proteja a los más desafortunados que viven en un momento puntual de sus vidas, un contratiempo que les lleva a la ruina, estigmatizados por un sistema que les hace responsables subsidiarios de las crisis tienen una losa económica que les impedirá la recuperación de tan aciago trance, sin posibilidad de ser rescatados por el gobierno que destina los fondos públicos a reflotar el sistema financiero.