Translate

miércoles, 18 de marzo de 2009

La coliflor

La coliflor, que debe su nombre a una peculiaridad botánica, es la inflorescencia de la planta antes de alcanzar su pleno desarrollo. Recogidas en su momento óptimo, las cabezas carecen de capullos y son compactas y cerradas. En nuestras latitudes su inmaculado color blanco se consigue mediante un sencillo truco: doblando o uniendo por encima de la pella las grandes y verdes hojas envolventes.

Al no poder formar clorofila por la falta de luz, el repollo se mantiene blanco. Actualmente se cultivan nuevas variedades cuyas hojas exteriores actúan automáticamente como "protección del sol". Si por el contrario, se quieren obtener coliflores coloreadas, se dejan en exposición es directamente proporcional a la exposición solar.

La coliflor verde no sólo produce una excelente impresión óptica, sino que además es más rica que la blanca en vitamina C, en albúmina y en principios minerales. Extremamente sólo se distingue de la blanca por el color, pues tiene la misma forma.

También se cultivan variedades violeta; los tonos rojizos se deben a la antocianina y son la incidencia directa de la luz y las bajas temperaturas las que los acentúan.

El cultivo de la coliflor se efectúa a diversa escala, en todo el mundo. Los distintos países ofrecen muchas y diferentes recetas para preparar las más exquisitas variedades de coliflor, que se adapta tanto a la cocina europea meridional y septentrional, como a la árabe y a la asiática. Puede prepararse hervida, estofada, asada, frita o gratinada. Prácticamente admite todas las formas de preparación, independientemente de que se blanca o de color.

La coliflor es una hortaliza con muchos puntos positivos: es baja en calorías y contiene vitaminas A, B1, B2, B3, B6, C y K, potasio y fósforo.

La minicoliflor es una especialidad poco frecuente, cultivada primordialmente para alta gastronomía. Estas pequeñas y decorativas coliflores pueden ser también blancas, verdes o violetas.