Existen empleados de la banca que siguen con prácticas opacas con los clientes para intentar colocar productos de alto riesgo y bienes inmobiliarios procedentes de embargos, chollos financieros según anuncian propiciados por la crisis, aunque de cuestionable rentabilidad y dudosa legitimidad.
Prácticas por parte de las entidades que siguen en la caza y captura de posibles inversores que desconocedores de los productos adquieran fondos de inversión, suscriban prestamos preconcebidos sin pedirlos y utilicen tarjetas de crédito facilitadas sin ser solicitadas, solamente por tener ingresos.
A pesar de la burbuja inmobiliaria todavía en la actualidad se sigue con la construcción de viviendas y especulación de inmuebles, financiación que avalan los bancos a pesar del continuo descenso en las ventas y el stock, mientras los constructores se resisten al abandono de las prácticas que llevan a la ruina al país.