En numerosas ocasiones la genealogía como bases de la división del tiempo, se complementa a menudo con el recuerdo de las catástrofes o fenómenos naturales.
El mayor anhelo del hombre, es introducir la cronología del mundo y sujetar el tiempo en un sistema de cálculo, que lo hemos reducido y hecho compresible en términos con los cuales se puede medir, entonces nuestro sueño es ya una realidad.
Los griegos no utilizaban ningún sistema cronológico exacto, excepto la periocidad de los juegos Olímpicos. En general, los griegos carecían del sentido de la historia, ignoraban la sucesión de las fechas y mezclaban con la mayor confusión los acontecimientos y personajes. Por eso el Heródoto, a quien se nos ha dado para llamar precisamente el padre de la Historia.
La tarea de reconstrucción del tiempo y la fijación de fechas era ardua, tampoco exacta y existían lapsus de tiempo que no se podían reconstruir. Con la aparición de la prueba del carbono catorce se podrían saber la edad de un objeto separado de su contexto original, revelando su edad exacta, pudiendo servir como referencia cronológica. De esta manera las fechas son más exactas y fidedignas, y nos ayudan a conocer mejor nuestra historia.