Estar en posesión de titulación académica no garantiza tener adquiridos los conocimientos que certifica, justificación social que es un elemento discriminatorio que estigmatiza a las personas, propiciando las desigualdades.
La actual crisis regula y pone en consonancia los conocimientos con las capacidades del individuo, en muchos casos no acordes a la justificación académica, propone un modelo social sustentando en la formación donde el talento no se tiene en cuenta ni se desarrolla en el ámbito académico.
Ser inteligente y despierto no va acorde al sistema de enseñanza que busca el aprendizaje lineal de conocimientos establecidos, ocasionando hastío y aburrimiento a mentes despiertas enjauladas en aulas, limitando la creatividad e impidiendo que aflore el potencial de personas desconocedoras de sus propias capacidades.