Las navidades se convierten en esas fechas caóticas donde la gente corre como pollo sin cabeza por la ciudad para hacer las últimas compras, estresados por los mil detalles que tienen que organizar, el tiempo no es suficiente al tener que coordinar la familia, trabajo, quehaceres diarios, compras y preparativos navideños.
Los centros comerciales abarrotados, las carreteras colapsadas y las calles llenas de personas que pasean disfrutando del alumbrado navideño mientras escuchan los villancicos, toda una gran locura que llena en estas fechas la calle de vida y jovial alegría.
Mientras tanto en los hogares se huele la comida casera, los polvorones se convierten en las pastas del café, los adornos navideños en ornamentos decorativos; todo es un festival de luz, color y alegría que une las familias entorno al calor del hogar.