El desorden económico que existe en el país lleva a tener que ejercer grandes ajustes presupuestarios con el recorte del gasto que disminuya las desviaciones de capital, medidas que corrijan las malas gestiones producidas durante los años de bonanza, impulsadas desde el gobierno central y propiciadas por las autonomías.
Gestiones que se aprovecharon para crear multitud de infraestructuras inservibles que no se les da servicio al estar a medio construir o inutilizadas por falta de uso, tapaderas de negocios fraudulentos con dinero público que se han extendido a la banca, contaminando la economía del país.
Por si fuera poco la situación interna del país los socios comunitarios también atacan la economía con declaraciones que perjudican la prima de riesgo, mientras el gobierno sumiso sin ideas para salir de la crisis acata obedientemente llevado por la fe ciega en Europa, perdida en la independencia económica de los países que están pero no creen en la alianza.