Es hora de unirse todos los países con problemas económicos para revelarse contra un sistema que lo único que mira es por el interés particular, acción que tiene unas consecuencias en el presente pero además condicionará el futuro de las generaciones venideras, hipoteca que lejos de buscar la recuperación hunde más a los estados intervenidos.
Los mensajes no son nada halagüeños en un tiempo lleno de indignación que pone a prueba la paciencia de los ciudadanos, hartos de aguantar tropelías y las excentricidades de Europa muchas familias no tienen dinero para dar de comer a sus hijos, situación insoportable que esta llegando al tope de permisividad admisible por cualquier persona razonable.
Aguantar y esperar la posible llegada de la recuperación no es una solución para un problema que agrava la precariedad, cada vez más generalizada en todos los sectores de la población afecta al conjunto de la sociedad al margen del estatus social, convirtiéndose en un cáncer que necesita ser extirpado antes de ser rescatados por Europa.
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