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domingo, 4 de octubre de 2009

El éxito, la suma de triunfos

Las buenas acciones, hechas honestamente, se transforman en éxito. Por eso toda buena acción no queda sin recompensa, así como toda mala acción o decisión sin castigo o fracaso.

El triunfo se alcanza con perseverancia y tesón, dando lugar a la culminación de nuestras expectativas, sabiendo esperar sin precipitar o buscar nuestros triunfos.

Todo depende de nuestra actitud y de saber intuir las oportunidades que se muestran ante nosotros, porque aunque los hechos son el alma del conocimiento, la actitud es el alma de la sabiduría.

Con coraje y decisión, todas aquellas metas inalcanzables o que nos parecen imposibles serán culminadas, lo único necesario es creer con convicción que se puede lograr. No hay nada imposible, todo es posible.

Para lograr nuestro propósito en la vida es necesario tener confianza en lo que se hace, coraje para superar las vicisitudes y constancia para conseguirlo, aunque nos sobrevenga el fracaso o el desanimo.