De manera habitual se destinan más de quinientas especies de algas al consumo en todo el mundo, y al menos ciento sesenta de ellas poseen importancia comercial como alimento. Los japoneses son los consumidores principales y han perfeccionado la cocina con algas hasta convertirla en un arte. El quelpo, las lechugas de mar y las algas rojas se desecan, se pasan al vapor, se saltean o se cuecen en una serie de platos, y hasta los omnipresentes barras de sushi deben su éxito a una humilde alga roja llamada Porphyra. Esta alga púrpura, enrollada en sus finas hojas de color negro, conforma la envoltura exterior del sushi, tan apreciado que en Japón se cultiva esta alga en ciento una hectáreas de costas.
Las algabinas obtenidas de las algas pardas se emplean para conferir a los helados su textura suave y cremosa. El agar-agar, que se extrae de las algas rojas, se incorpora a pasteles helados y sirve como clarificador de cervezas. Del carraguín se obtiene espesantes que se incorporan a multitud de cremas, pudines y productos cotidianos.