Las tiritas son uno de esos grandes inventos de pequeñas dimensiones que hacen de la dureza de la vida cotidiana un poco más llevadera, utilizadas por generaciones como remedio casero para pequeñas heridas, forman parte del socorrido dispensario doméstico.
Solución para todo que proporciona alivio inmediato para calmar la ansiedad producida por la impresión de las heridas, sobre todo en edades tempranas donde la aparatosidad de la sangre sobredimensiona la gravedad de los accidentes, muchas veces menos importante de lo que parece a priori.
A parte de ser una cura es la solución higiénica para evitar mancharlo todo de sangre cuando la herida es en los dedos, aunque a veces es inevitable que salga algo a través de los orificios que tiene la tirita para que transpire, teniéndose que cambiar varias veces para que sea efectiva porque otro apósito sería inconveniente.