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sábado, 20 de junio de 2009

La vejez

A la vejez... delicadezaLa vejez no es solamente una cuestión física, es también, antes que nada, un estado de ánimo. Para entender lo que se siente por ser viejo por un instante, comprendamos que las noches son los laboratorios de nuestra vejez. Es posible, casi obligatorio, controlar nuestros días; es casi imposible controlar nuestras noches.

La gente moderna están encarnados por, en, la juventud. La subjetividad humana funciona entorno al ideal de ser joven, ser guapo, ser muy eficiente. Olvidando y no reconociendo que su turno esta por llegar.

Después de los cincuenta, es tanto social como en lo biológico donde se juzgan las posibilidades, luego las concesiones y después las prohibiciones decididas por uno mismo o impuestas por el exterior. Para terminar por entrar poco a poco, gradualmente en el aislamiento, obligados a sonreír, pues sabe, o adivina el precio de la soledad cuando los verdaderos amigos se van descolgando a su vez.

A medida que la afectividad de los ancianos se debilita, su sensiblería se acrecienta y agradecen la visita de los nietos que hacen vivir, a veces revivir. Son el tesoro de la transmisión de la vida, a la vez que la excusa para seguir viviendo.